¡Más despacio!

Mas despacio ¡Más despacio!La salud mental es un bien que todos tenemos al nacer. No tenemos que aprender a estar sanos mentalmente; llevamos la información incorporada, del mismo modo que el saber cicatrizar una herida o curar un hueso roto está inscrito en nuestros genes. La salud mental no puede aprenderse, sólo “activarse”.
Es como el sistema inmunológico del cuerpo, que se puede debilitar por el estrés, la falta de nutrición o el ejercicio pero jamás nos abandona del todo. Si no comprendemos el valor de la salud mental o no sabemos cómo acceder a ella, se nos mantendrá oculta. En realidad, no va a ninguna parte; la perdemos momentáneamente de vista, como al sol que se esconde detrás de una nube, pero es perfectamente capaz de volver en cualquier momento.

La salud mental es la semilla que contiene la autoestima y la confianza en nosotros mismos y en nuestro sentido común. Nos ofrece una nueva perspectiva de la vida, la capacidad de no tomarnos demasiado en serio, de reírnos de nosotros mismos, de ver la imagen de conjunto y de estar seguros de que las cosas saldrán bien. Es una forma de optimismo innato, no aprendido. La salud mental nos permite sentir compasión por los demás cuando tienen problemas, bondad cuando sufren, y un amor incondicional al margen de sus ideas, actos, nacionalidad o religión. La salud mental es la fuente de la creatividad que nos permite resolver problemas y conflictos, embellecer nuestro entorno, administrar nuestra vida familiar o dar a luz un invento o idea empresarial que nos hará la vida más fácil. Nos dota de paciencia ante nosotros mismos y los demás, paciencia también para conducir, pescar, limpiar el coche o criar a un niño. Nos permite apreciar la belleza que nos rodea en todo momento, en la naturaleza, la cultura, y en el fluir de nuestras vidas cotidianas.

Aunque la salud mental es la panacea en lo que al modo de vivir se refiere, no es nada extraordinario. Si reflexiona un poco, verá que siempre estuvo allí para guiarle en las decisiones difíciles. Estuvo hasta en las más comunes situaciones, para ayudarle a distinguir entre el acierto y el error, el bien y el mal, el amigo y el enemigo. A la salud mental se le suele llamar conciencia, instinto, sabiduría, sentido común o voz interior. Nosotros pensamos que es el fluir, saludable y útil, de la inteligencia. El saber que la salud mental está siempre a mano y el confiar en ella permite desacelerar al ritmo de nuestra existencia y vivir la vida con felicidad.

La salud mental es una cualidad innata que permite por sí misma, tener un funcionamiento psicológico sano, con autoestima, creatividad, intuición, sabiduría, amor, relaciones sanas, motivación, humor, capacidad de resolver problemas, optimismo y otras muchas virtudes. Duerme en nuestro interior, esperando el momento de su liberación.

El no saber, es decir, el estar dispuestos a reconocer que no sabemos, es una de las claves de acceso a la inteligencia creativa. Es una puerta que se abre a fuerza de humildad. A nuestro ego no le gusta no saber; preferiría seguir dando vueltas a lo que ya sabe antes de confiar en un proceso desconocido y sutil como el de la inteligencia creativa. Pero abrirse a lo desconocido es una alternativa relajada y productiva a nuestros habituales esfuerzos intelectuales, con los que pretendemos saberlo todo. Al despejar la mente y admitir que no sabemos, podemos recibir respuestas muchas veces brillantes, inesperadas y particularmente adecuadas a la situación.

El pensamiento de curso libre es esencial para el desarrollo y la evolución personal. Cuando aprendemos a pensar así la mayor parte del tiempo, reservando el pensamiento procesador para las tareas que requieren planificación, cálculo y análisis, la vida resultará mucho más fácil y serena. Empieza a ralentizarse. Empezamos a vivir con los sentimientos profundos que caracterizan la salud mental: la gratitud, la alegría, la relajación, el sosiego, la compasión y cierta sensación de que la vida es fácil. Nuestros pensamientos responden, es decir, se adecuan, al momento. Nuestra respuesta no viene determinada por ideas y hábitos sino que trata cada situación de manera apropiada y creativa.

El reconocimiento de los pensamientos es la clave para cambiar nuestro ritmo. Cuando nos detenemos y reflexionamos, el pensamiento de curso libre toma el mando y nos ayuda a dar el paso siguiente.

¡Más despacio!
Relaje el ritmo de su vida
para hacerla más rica y eficaz.

Richard Carlson.
Joseph Bailey.
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