Enseñanzas Zen

Ensenanzas zen Enseñanzas ZenNuestra propia naturaleza es la mente. Y la mente es nuestra propia naturaleza. Esta naturaleza es la misma que la mente de todos los budas. Los budas del pasado y del futuro sólo han transmitido esta mente. No hay buda más allá de esta mente. Pero los que viven en el pensamiento ilusorio no se dan cuenta de que su propia mente es el buda y no dejan de buscar fuera de ellos. Nunca dejan de invocar o venerar a los budas y de preguntarse: “¿Dónde está el buda? No te abandones a estos engaños. Conoce tu mente. No existe ningún buda más allá de tu mente. En los sutras, se dice: “Estés donde estés, allí hay un buda”. Tu mente es el buda. No utilices un buda para venerar a un buda.

Aunque de repente apareciese ante ti un buda o bodhisattva, no necesitarías hacer reverencia alguna. Nuestra mente es vacío y no contiene estas formas. Aquellos que se aferraran a las apariencias son demonios y se apartan del Camino. ¿Por qué venerar ilusiones nacidas de la mente? Los que veneran no saben y los que saben no veneran. Al rendir culto se cae bajo el embrujo de los demonios. Lo señalo porque temo que no te des cuenta de ello. La naturaleza esencial de un buda no contiene dicha forma. Tenlo en cuenta, y aunque se te aparezca algo inusual, no te aferres a ello, y no lo temas, y no dudes de que tu mente es básicamente pura. ¿Dónde entonces habrá sitio para ello? Tampoco temas ni respetes las apariciones de espíritus, demonios o seres divinos. Tu mente es esencialmente vacío. Todas las apariencias son ilusorias. No te aferres a las apariencias.

Si ves un buda, un dharma o un bodhisattva y concibes respeto hacia ellos, te relegarás a ti mismo al reino de los mortales. Si buscas la comprensión directa no te aferres a ninguna apariencia, sean las que sean, y lograrás el éxito. No tengo más consejo que dar. En los sutras se dice: “Todas las apariencias son ilusorias”. No cuentan con existencia propia ni forma constante. Son impermanentes. No te aferres a las apariencias y serás una única mente con el Buda. En los sutras se dice: “El buda es lo que está libre de toda forma”.

Pero, ¿por qué no debemos venerar a los budas y bodhisattvas?

Los diablos y demonios poseen el poder de manifestarse. Ellos pueden crear la apariencia de bodhisattvas con todo tipo de disfraces. Pero son falsos. Ninguno de ellos es buda. El buda es tu propia mente. No dirijas erróneamente tu veneración.

Buda es una palabra sánscrita para lo que llamas despierto, milagrosamente despierto. Responder, percibir, arquear las cejas, parpadear, mover las manos y los pies, todo ello es tu naturaleza milagrosamente despierta. Y esta naturaleza es la mente. Y la mente es el buda. Y el buda es el Camino. Y el Camino es zen. Pero la palabra zen es un rompecabezas tanto para necios como para sabios. Ver tu naturaleza es zen. A menos que veas tu naturaleza original, no es zen.

Aunque puedas explicar miles de sutras y shastras, si no ves tu propia naturaleza, la tuya será la enseñanza de un mortal, no la de un buda. El verdadero Camino es sublime. No puede expresarse mediante el lenguaje. ¿De qué sirven las escrituras? Pero alguien que ve su propia naturaleza encuentra el Camino, aunque no haya leído ni una sola palabra. Alguien que ve su naturaleza es un buda, y como el cuerpo de un buda es intrínsecamente puro y sin mácula, y todo lo que dice es una expresión de su mente, que es básicamente vacío, un buda no puede expresarse en palabras o en cualquier parte del Canon Décuple.

El Camino es básicamente perfecto. No requiere perfeccionamiento. El Camino no tiene forma ni sonido. Es sutil y difícil de percibir. Es como cuando se bebe agua: sabes lo fría o caliente que está pero no puedes explicárselo a los demás. De lo que sólo sabe un tathagata, los hombres y los dioses permanecen inconscientes. La consciencia de los mortales no alcanza. Mientras permanezcan apegados a las apariencias, serán inconscientes de que sus mentes son vacío. Y al aferrarse equivocadamente a las apariencias de las cosas pierden el Camino.

Si sabes que todo proviene de la mente, no te aferres. Una vez aferrado eres inconsciente. Pero cuando ves tu propia naturaleza, todo el Canon no es más que prosa. Sus miles de sutras y shastras sólo apuntan a una mente clara. La comprensión aparece entre líneas. ¿De qué sirven las doctrinas?

La verdad esencial está más allá de las palabras, las doctrinas son palabras. No son el Camino. El Camino carece de palabras. Las palabras son ilusiones. No son diferentes de las cosas que se te aparecen en los sueños, sean palacios o carruajes, parques frondosos o pabellones junto a un lago. No concibas ningún placer en ellas. Todas son cunas que conducen al renacimiento. Recuérdalo al acercarte a la muerte. Un momento de duda y te hallarás bajo el embrujo de los demonios. Tu cuerpo real es puro e impenetrable. Pero a causa del pensamiento ilusorio no te das cuenta de ello, y por eso sufres el karma en vano. Allí donde hay placer encontrarás esclavitud, pero una vez que despiertes a tu cuerpo y mente originales, dejarás de ser dirigido por los apegos.

Enseñanzas Zen.
Bodhidharma.

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