Hua Hu Ching

Hua Hu Ching Hua Hu ChingYo enseño, el Camino Integral de unidad con el gran y misterioso Tao.
Mis enseñanzas son simples; si intentas hacer de ellas una religión o una ciencia, éstas te eludirán.
Profundas, aunque simples, contienen toda la verdad del universo.

Quienes desean conocer toda la verdad, disfrutan realizando los trabajos y servicios que les llegan.
Cuando los han acabado, disfrutan limpiándose y alimentándose.
Cuando se han cuidado a sí mismos, vuelven al maestro a instruirse.

El camino simple conduce a la paz, a la virtud y a la abundancia.

Los hombres y mujeres que desean ser conscientes de toda la verdad deben adoptar las prácticas del Camino Integral.
Estas disciplinas consagradas calman la mente y conducen a la armonía con todas las cosas.

La primera práctica es la de la virtud indiscriminada: cuida a aquellos que lo merecen; también, y de igual modo, cuida a los que no lo merecen.

Cuando extiendes tu virtud en todas direcciones sin discernimiento, tus pies se hallan firmemente plantados en el camino que regresa al Tao.

Quienes deseen encarnar el Tao han de aceptarlo todo.
Aceptarlo todo significa en primer lugar no tener cólera ni resistencia hacia ninguna idea o cosa, viva o muerta, con forma o sin forma.
La aceptación es la verdadera esencia del Tao.

Acaptarlo todo también significa apartarse de cualquier concepto de separación: hombre y mujer, yo y otro, vida y muerte.
La división es contraria a la naturaleza del Tao.

Renunciando al antagonismo y a la separación se entra en la unidad armoniosa de todas las cosas.

Cualquier salida del Tao, contamina el espíritu.
La cólera es una salida, la resistencia es una salida, el ensimismamiento en uno mismo es una salida.
A lo largo de muchas vidas el fardo de las contaminaciones puede hacerse grande.
Sólo hay una manera de purificarse de estas contaminaciones, y consiste en practicar la virtud.

¿Qué se quiere decir con esto?
Practicar la virtud es ofrecer desinteresadamente ayuda a los demás, dar sin limitación alguna el propio tiempo, capacidades y posesiones, en cualquier ocasión y lugar en que se necesiten, sin prejuicio alguno relativo a la necesidad de la persona que los necesita.

Si tu disponibilidad a dar felicidad es limitada, también lo será tu disponibilidad a recibirla.
Éste es el sutil proceder del Tao.

LaoTse: Hua Hu Ching.
81 meditaciones taoístas.
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