Afortunadamente todo es como debe ser. ¿Por qué te esfuezas, pues, en mantener esta lucha artificial? Así sólo lograrás encadenarte a ti mismo. Te jactas de que estudias Zen, de que estás en el Camino y de que comprendes el Budismo, pero eso es como intentar coger los sonidos o atrapar las formas. De ese modo no conseguirás más que aumentar tu confusión. ¿Cuándo acabarás con todo eso?
Quienes estudian el Budismo deberían buscar la percepción y la comprensión verdaderas del momento presente. Cuando consigas alcanzar la percepción y comprensión puras, el nacimiento y la muerte dejarán de inquietarte, serás libre de partir o de quedarte y no necesitarás buscar milagros porque éstos vendrán solos.
Atiende a la raíz y despreocúpate de las ramas porque algún día éstas crecerán naturalmente. Si careces de una base sólida, ni siquiera el estudio más concienzudo te permitirá recoger los frutos.
La gente se confunde porque juzga las cosas según sus apariencias y porque la codicia les encierra en círculos viciosos que enturbian su percepción y les hunde en la ignorancia. Este hábito inveterado se repite continuamente e impide el logro de la liberación.
Pocos creen que la esencia de la mente sea Buda. La mayor parte de las personas no toman esto en serio y parecen disfrutar de la caverna de la ignorancia. Es por ello por lo que permanecen atrapados en la ilusión, la ansiedad, el resentimiento y otras aflicciones.
Cuando tu percepción se ilumine, tus ojos serán como mil soles y nada escapará a tu mirada. Normalmente nunca somos tan observadores, pero no debes deprimirte ni subestimarte por ello.
El cuerpo universal de la realidad es tan sutil que no podrás oírlo por más que escuches y no conseguirás verlo por más que te esfuerces en ello. El conocimiento puro carece de maestro. ¿Cómo podrías, pues, alcanzarlo mediante el pensamiento o el estudio?
Cuando el cuerpo y la mente son puros, todas las cosas son puras. Cuando todas las cosas son perfectas, también lo son el cuerpo y la mente.
“La moneda perdida en el río debe ser encontrada en el río”
Si aspiras a convertirte en maestro Zen, debes apartar los bueyes del arado y robar la comida del hambriento.
Cuando separes los bueyes del arado la cosecha prosperará y cuando despojes al hambriento de su comida le liberarás del hambre para siempre.
Para mucha gente lo que acabo de decir carece de sentido. ¿Cómo es posible que la cosecha florezca si dejas de arar? ¿Cómo saciarás el apetito del hambriento si le despojas de su comida?
Para ser un verdadero maestro debes separar los bueyes del arado, robar la comida del hambriento y dar un empujón por sorpresa para que la gente abandone su modo rutinario de pensar. Diles entonces: “La satisfacción jamás es completa. Las calamidades nunca vienen solas”.
Thomas Cleary.